lunes, diciembre 27, 2010

Te oigo y estoy intranquilo

Estoy muy intranquilo. Me desahogué llorando a mares y solo logré aturdir a mi corazón. Pero está despertando de nuevo y sigue doliendo. Vuelvo a pensar en ti una y otra vez. A convencerme de todas las razones por las que no debo pensar en ti. Y solo logro sumergirme más en la desesperación. Encuentro la puerta para salir de este pequeño círculo y te encuentro ahí, mi tonto pensamiento te pone en todos lados. Y es que la verdad es que sí TE OIGO, tú piensas en mí y oigo tus pensamientos. Planearé una estrategia de contraataque… Te enamoraré, pero no, en realidad no debo. Solo espero que ya te hayas dado cuenta del terrible daño que estás causando en tu alrededor. Si te fueras todos estaríamos mejor. Regrésate a tu lugar de origen. Aléjate de todos nosotros, no nos mortifiques más ni te mortifiques más. No vale la pena. Vete ya.

Te quiero mucho, pero no quiero más sufrimiento. Vete. Basta, no quiero oírte más. No valen tus argumentos. La base es no lastimar… y lo sigues haciendo. Levántate, suéltame, suéltanos a todos. Desengánchate. No vale la pena. No.
Piensas demasiado alto, aún te oigo… déjame en paz. Me duele la cabeza de oírte. Quiero pensar en otras cosas y tu ruido es más grande y molesto, no es agradable. ¡Fuera! Dios mío. Líbrame ya de este suplicio. Ya no lo quiero más. Que se termine ya para bien de todos. Por favor. Gracias.

No hay comentarios.: