
¿Y luego? Ahora sí estoy en el borde de un nuevo cambio, que fue deseado y esperado por mucho tiempo, pero como no está al 100% bajo mis reglas y condiciones, lo tomo con renuencia. Me doy cuenta de ello. Sufro. Tengo un duelo, por lo que voy a dejar, el Estatus Quo que ya me hacía feliz. Temo quedarme. Temo estancarme, irónicamente, lo temo justo en el borde de el nuevo cambio, porque este cambio es regresar a vivir con mi núcleo familiar, que finalmente es lo mejor para mí, es lo que deseaba. Pero este cambio trae retos económicos, perspectivas que no tenía contemplado enfrentar en este momento, como la administración sustentable proyectada y conjunta con otras personas (mi familia en este caso). Tengo miedo de perder mi poder. Tengo miedo de perder mi lugar en los entornos que he ganado, por otro lado tengo fé en que con este cambio puedo potencializar mi crecimiento al máximo, pues no tendría dependencias… creo. No lo sé en realidad, tengo miedo. Debo ser frío, pero estoy muy cansado para pensar. Quiero descansar y triunfar. Sólo quiero ser reconocido, amado y respetado, por todo el mundo y por todos mis conocidos. Quiero aventurarme a tener más conocidos y brindarles todo mi arte y amor. Quiero expander mi efecto. Quiero trascender y rápido. Siento que la vida se me va y quiero dejar una huella contundente, irrevocable y trascendente en la historia.
En este momento, mis deseos se van cumpliendo y tengo miedo de encontrarme con alguna decepción. No debo pensar más. Debo relajarme y dejar que la vida me lleve a donde merezco ir hoy. Debo confiar que soy cuidado por Dios siempre…
No hay comentarios.:
Publicar un comentario