
Miro hacia atrás y recuerdo ese momento en el que tomé las decisiones que me llevaron hasta aquí. He despejado mi mente y tengo la visión clara de qué fue lo que me hizo llegar a este punto, a este lugar, a este momento. Reconozco que no todo ha sido decisión mía. He también sucumbido a las inclemencias del destino y del espacio-tiempo, pues descubro que he fungido como maestro, como alumno, como guía, como catálisis, como ídolo y como objeto de burla, he tenido la oportunidad de ser etiquetado, de ser visto, de ser escuchado, de ser idealizado, de ser temido, de ser burlado, de ser deseado y de ser amado, entre muchas experiencias que han hecho que mi vida hoy sea algo nuevo y diferente de lo que era… No sé si al haber tomado cada decisión en la vida cambié para siempre algún tipo de aprendizaje, no lo creo, pero me gusta el rumbo que he tenido hasta este momento, aunque no me ilusiona quedarme mucho, o más bien no me ilusiona alejarme mucho de mi camino… aclaro porque no sé todavía si quedarme implica alejarme del todo… todavía no me queda muy claro, pues los eventos me dicen que no, pero la lógica me dice que sí. ¿A quién le creo?
Miro hacia atrás y descubro que he crecido: ya no soy… Como decía Natalia Lafourcade. Ahora Soy distinto, soy más maduro, soy más fuerte, soy más viejo y tengo más resistencia a cosas que antes no tenía. Tengo más pruebas superadas.
Definitivamente no soy el mismo, y a pesar de todo, Luiserito sigue vivo y corriendo en los pasillos interiores de mi ser, no dejo de sorprenderme, no dejo de descubrirme, no dejo de encontrarme y no dejo de vivir en ningún instante, y cada vez menos que antes, pues llegué a descubrirme sin vivir, solo sobreviviendo… Hoy soy otro.
Miro hacia atrás y luego miro hacia delante… Es hora de tomar nuevas decisiones, de agarrarme bien mis calzas y con firme decisión caminar sin que nadie más me diga a donde. Yo decido. Hoy decido yo.
Miro hacia atrás y descubro que he crecido: ya no soy… Como decía Natalia Lafourcade. Ahora Soy distinto, soy más maduro, soy más fuerte, soy más viejo y tengo más resistencia a cosas que antes no tenía. Tengo más pruebas superadas.
Definitivamente no soy el mismo, y a pesar de todo, Luiserito sigue vivo y corriendo en los pasillos interiores de mi ser, no dejo de sorprenderme, no dejo de descubrirme, no dejo de encontrarme y no dejo de vivir en ningún instante, y cada vez menos que antes, pues llegué a descubrirme sin vivir, solo sobreviviendo… Hoy soy otro.
Miro hacia atrás y luego miro hacia delante… Es hora de tomar nuevas decisiones, de agarrarme bien mis calzas y con firme decisión caminar sin que nadie más me diga a donde. Yo decido. Hoy decido yo.
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